Aviso de Spoilers: Es posible que el siguiente texto contenga información avanzada de la historia.
Mil años atrás, se entabló una guerra entre tres Diosas. Encarando la necesidad de poderosos soldados, las Diosas convirtieron a grandes grupos de seres humanos en bestias mágicas llamadas Esper. Tras mucho tiempo, las Diosas se dieron cuenta de que su guerra estaba teniendo un impacto negativo sobre el planeta. A modo de arrepentimiento las Diosas liberaron a los Esper que habían creado y se sellaron a sí mismas en estatuas de piedra. Al acabar la guerra los humanos supervivientes y los Esper se discriminaban por las diferencias en su estilo de vida, apariencia, y opiniones. Esto resultó en que las dos razas pactaron un acuerdo para alejarse la una de la otra en dos dimensiones diferentes. Gradualmente, la raza humana fue construyendo una sociedad basada en el poder tecnológico, y olvidó completamente la existencia de los Esper. Ahora, la más poderosa tecnología reside en manos del Imperio, una organización política y militar en expansión, gobernada por Gestahl, y sus altos generales –Kefka Palazzo, Leo Cristophe, y Celes Chère– los cuales dominan la mayor parte del mundo. Dirigido por la leyenda de los Esper, Gestahl ha iniciado un programa de investigación para combinar la magia y la tecnología, y el resultado de esto ha sido la Magitecnología. El Imperio ha adaptado ese concepto a vehículos conocidos como Armaduras Magitec, las cuales permiten a los soldados usar el poder de la magia sin la necesidad de la Magicita. Otro invento de este tipo que ha sido concebido para mejorar el poder y el control del Imperio ha sido la corona de titiritero. Sin embargo, para producir y mantener este nuevo tipo de tecnología el Imperio se ha visto forzado a absorber el poder mágico de los propios Esper. Y aunque por el momento el poder de la Magitecnología es bastante rudimentario, el Imperio parece ir por la profunda senda de la magia, haciendo que Gestahl decida reabrir el portal sellado hacia el mundo de los Esper.
Los Replicantes –un movimiento de resistencia que va en busca de los Esper para detener los malévolos planes del Imperio– se acaba de poner en marcha también, liderado por Banon, y aliado con el reino de Figaro. Sin embargo, justo cuando parece que todo está ganado, Kefka traiciona al emperador Gestahl, y usa el poder de las Diosas para rehacer el mundo a su antojo, destruyendo la mayoría de continentes y haciendo del horizonte un paisaje desolado en una eterna puesta de sol. De este modo además, Kefka se convierte en un dios, gobernando el mundo desde una torre hecha con los restos de la capital del Imperio, Vector.
Un año después de la catástrofe, cuando todo el mundo ha perdido la fe y vive bajo el horror de la destrucción, los Replicantes vuelven a reunirse para acabar de una vez por todas con la esclavitud impuesta por las manos del maníaco ex-general del Imperio, Kefka Palazzo.
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